BUENOS AIRES (PED) Por Raúl de Souza.- Los teléfonos celulares son la principal puerta de entrada a la intimidad de sus usuarios. Increiblemente hasta muchos agentes de Inteligencia utilizaron muchos aparatos, pero todos inseguros. En los casos particulares es muy habitual abrirle la puerta al robo de información tanto por ingenuidad en el uso como con pequeños y accesibles software espías. La opción de teléfonos celulares satelitales, algunos de los cuales encima son encriptados, queda en el alcance de apenas los dos prestadores del mismo, pero siempre dejan rastro. Un teléfono encriptado dispone de un dispositivo especial de cifrado que necesita un decodificador del otro lado. Su costo puede llegar a los u$s 2.000.- por unidad y en algunos paraisos fiscales donde abundan las mafias (como en Miami o Marbella) se pueden adquirir en forma anónima. Una denuncia radicada en el Senado de la Nación en 2020 indica que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) habría comprado más de 120 de los que apenas se devolvieron la mitad cuando el macrismo se fue de la Casa Rosada en diciembre de 2019.
Al conectarse con un satélite, sortea las conexiones terrestres y su posibilidad de interceptación es menor. Los principales satélites abocados al servicio son contralos por la NSA (Agencia de espionaje estadounidense) y por la familia saudí de Osama Bin Laden.
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